Miguel, un hombre de 33 años
melancólico y soltero, vive en Buenos Aires, en medio de la desidia, la mugre
suya y de sus animales (perros y gatos). De lunes a viernes, atraviesa la
ciudad en su bicicleta para llegar a su lugar de trabajo, el Estudio Jurídico
del Dr. Luna, ubicado por Tribunales, donde atiende el teléfono, ordena
carpetas y diligencia oficios judiciales. Es abstemio, odia las harinas y la
azúcar refinada. Vive pesadamente todas y
cada una de sus actividades: trabajar, comer, ir al baño, dormir, soñar,
despertarse y andar en bicicleta.
Por recomendación de su
psicoanalista, al despertarse anota en un cuadernito lo soñado en las noches,
como así también lo que va pensando y sintiendo durante el día. Esta actividad, lo hace
percatarse de que cada día es idéntico al otro, sin alteraciones.
Pero un día, quizás hoy,
al despertar destinado a seguir su rutina diaria advierte que ese día se va
mostrando distinto, y le ofrece posibilidades para cambiar su vida, su trabajo
y conocer a la mujer de sus sueños.
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