“Quizás Hoy” es una película con una narrativa
clásica. Inspirada parcialmente por “Cleo
de 5 a 7” de Agnes Varda, y por la obra del maestro Yasujiro Ozu. En esta disección de fuentes de inspiración
podemos mencionar a Robert Bresson, por su ética y por su criterio en cuanto a
cómo ha de ser una actuación cinematográfica, y a su versión menos cristiana y
más humorística, que es como tomamos al contemporáneo Aki Kaurismaki.
La película carece de
movimientos de cámara. Son todos planos fijos. La composición de los cuadros se
ha intentado que conste principalmente de líneas horizontales y verticales,
identificables con facilidad. En ese sentido la película es casi un contrapunto
al cine 3D.
Es en blanco y negro, con
sólo algunos detalles en color, tanto en la secuencia inicial que corresponde a
un sueño del protagonista, Miguel, y a los títulos, todo involucrado
diegeticamente en la narración. El color vuelve a aparecer en un clásico dibujito
animado de la Warner Bros, que se ve de fondo en una TV, y luego reaparecerá en
unos cuadros medievales y renacentistas expuestos en la calle. Es decir, el
color lo vemos sólo en el arte, la
“realidad” es blanco y negro.
Es una película de
tránsito. Así como nuestras vidas se consumen en gran medida en los pequeños
viajes, de la casa al trabajo, del trabajo a casa, ir a comer, ir a buscar
algo, etc, así se ve reflejado en la película, que el mayor tiempo la pasa en
esos viajes, en esos medios.
Es básicamente una película
de un solo personaje, Miguel, pero no de una sola voz. Él aparece en todas las
secuencias, él conecta todo, y bajo sus recorridos el espectador recorre. Pero
no su visión subjetiva. El espectador puede contemplar mucho más que lo que
puede percibir Miguel. Nosotros vemos a Miguel existir, andar, ir y venir,
dialogar con otros personajes y lo escucharemos relatar parte de lo que él ve
del modo en que lo quiere comunicar a otros. Por otro lado también podemos
escuchar lo que Miguel piensa por medio
de la voz en off. Y podemos leer en subtítulos lo que escribe en un
diario-libreta donde anota sus pensamientos (que no necesariamente coinciden
con lo que escuchamos piensa).
Hacemos uso de los planos vacíos, es decir, sin la acción, sin personajes. Nos demoramos unos instantes antes de que cobren vida.
Hacemos uso de los planos vacíos, es decir, sin la acción, sin personajes. Nos demoramos unos instantes antes de que cobren vida.
El sonido estará tratado
de modo no naturalista, de un modo expresivo, sin adornos innecesarios, sin
música incidental, más bien como un todo de sonomontaje musical, música
concreta.
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